En la Casa de los Sindicatos Internacionales (ITUH) de Bruselas se ha convocado una reunión dedicada a la memoria del gran laboralista Brian Bercusson y por los 25 años de la red que él fundó con el auspicio de la Confederación de Sindicatos Europeos (ETUC). En puridad, el grupo reunido en torno a él dedicó sus esfuerzos al análisis de los derechos fundamentales laborales, aunque la prematura muerte del fundador llevó a sus continuadores por derroteros más específicos de la actividad sindical. Brian Bercusson, canadiense, catedrático en Londres, cabeza de un bufete dedicado a los temas sindicales también en Londres, y alma de la fundación del Instituto Europeo de Estudios Sindicales, destacó por su bonhomía y su capacidad para dirigir un grupo extenso de especialistas que atrajo al ETUC de Bruselas. El tema elegido para esta reunión de setiembre es un clásico en la agenda del grupo inicial de expertos: la ejecutividad de los derechos laborales europeos, una materia que tiene mucho que ver con los enormes resquicios ofrecidos a las empresas por el espacio transnacional para burlar las leyes nacionales e incluso las europeas, ante la variedad de normas y sobre todo la escasez de instrumentos de aplicación de ellas, prácticamente reducidas al TJUE y al TEDH. De ahí que en la actualidad se desarrollen rápidamente instrumentos privados de solución de conflictos y aplicación de normas, como la mediación y el arbitraje, a pesar del enorme coste económico que supone un procedimiento de esta naturaleza, donde los hechos, las partes y las sedes y protagonistas pueden estar en diversas partes del mundo -o así puede parecer en el constante fluctuar de las multinacionales.
